Si se cuenta con una buena planificación urbana, se crean zonas habitables, cómodas con un estilo único. Si por el contrario, la planificación urbana no es la adecuada, el resultado son lugares fríos y desangelados. Si no existe, cada cual construye lo que quiere y donde quiere. Una buena gestión urbana es imprescindible para la sociedad.
Este artículo analizamos los fundamentos jurídicos del urbanismo, sus antecedentes, tareas y objetivos, así como las tendencias, retos y soluciones de cara al futuro.
Leyes que regulan la planificación urbana en España
El urbanismo en España está regulado por la Ley de Ordenación Urbanística General (LOUG). Esta ley establece los principios y objetivos generales del urbanismo en España, y se complementa con leyes autonómicas y locales. La LOUG también establece el marco jurídico para la elaboración de planes urbanísticos, que son los principales instrumentos de planificación urbanística en España. Además, la Ley del Suelo que establece las normas y reglamentos para la propiedad, uso y transmisión de la tierra en España. También establece los procedimientos para el registro de los títulos de propiedad y la concesión de hipotecas. Además, la ley prevé la protección de los derechos de los propietarios y la ejecución de los contratos relacionados con la tierra.
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La planificación urbana en España ha evolucionado mucho en las últimas décadas. En el pasado, la planificación urbana se centraba sobre todo en el desarrollo de proyectos de infraestructuras a gran escala, como autopistas y aeropuertos. Sin embargo, en los últimos años, la atención se ha desplazado hacia el desarrollo de entornos urbanos más sostenibles y equitativos. Esto ha incluido la promoción de espacios verdes, la conservación de edificios históricos y la aplicación de medidas para reducir la contaminación atmosférica y mejorar el transporte público. Además, la planificación urbana se ha centrado cada vez más en las necesidades sociales y económicas de las comunidades locales, haciendo hincapié en la creación de ciudades vibrantes y habitables.
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Modelos para una mejor planificación urbana
La ordenación territorial moderna se basa en diversos conceptos. Entre ellos figuran enfoques económicos como el crecimiento (regional) y las teorías del desarrollo que incluyen factores como la evolución de la población. De la sociología proceden teorías que tienen en cuenta cuestiones como el avance de la globalización y la individualización de la sociedad en la ordenación del territorio. Otros modelos se centran en aspectos culturales o éticos o tienen en cuenta avances como la creciente aparición de la agricultura urbana.
Algunas teorías del desarrollo urbano abordan incluso la cuestión de cómo pueden utilizarse y comercializarse con el mayor éxito posible determinadas medidas de planificación regional o urbana para promover una imagen deseada. Por ejemplo, la planificación específica de zonas urbanas centradas en la cultura, el deporte, las compras, etc. sirve para varios fines. Dependiendo de si una ciudad da una imagen moderna, innovadora, habitable o de otro tipo, se animará a los turistas a visitarla, a las empresas a trasladarse o a las personas a instalarse en ella.
Esto lo hace evidente: la planificación urbana se compone de numerosos aspectos complejos cuyas interrelaciones no siempre son evidentes a primera vista. Así pues, independientemente del objetivo que se persiga, la ordenación territorial y urbanística siempre debe tratar de combinar diferentes teorías. Al fin y al cabo, cada modelo individual sólo representa una parte de la realidad. Lo que los planificadores urbanos también deben tener en cuenta: El medio ambiente, la sociedad, la economía y las propias ciudades cambian constantemente.
Las exigencias de la actualidad
Viviendas más baratas, menos atascos, más zonas verdes y la nueva fábrica de cemento en el otro extremo de la ciudad: los residentes se enfrentan al urbanismo con un montón de deseos y exigencias. Estas exigencias están respaldadas por requisitos legales a nivel gubernamental. Entre otras cosas, exigen un desarrollo urbano sostenible. Éste debe armonizar las exigencias sociales, económicas y culturales, así como la protección del medio ambiente. El objetivo es permitir a la población vivir y trabajar de forma saludable y segura. Esto es cada vez más importante, ya que cada vez más personas se sienten atraídas por las ciudades.
Además, existen otros retos y áreas problemáticas a los que se enfrentan los urbanistas. Entre ellos cabe citar la gentrificación -el desplazamiento de los residentes económicamente más débiles por los recién llegados más acomodados a un barrio-, la suburbanización o la migración progresiva en zonas estructuralmente débiles.
Urbanismo: muchos agentes, muchas opiniones
Sin embargo, hay otra razón por la que el trabajo de planificación urbana no será más fácil en el futuro: un gran número de actores y grupos de interés suelen participar en un gran proyecto, ya que se ven afectados directa o indirectamente por él. Así pues, hay que sopesar los intereses individuales con el bien de la sociedad. Si esto no se consigue, el proyecto puede fracasar en el peor de los casos.
Para que la planificación urbana alcance sus objetivos, debe basarse en una combinación de medidas e instrumentos y trabajar entre departamentos. Esto incluye, por ejemplo, el intercambio con municipios, administraciones y asociaciones sobre cómo se puede utilizar y construir el suelo. Se informa a las partes interesadas mediante una labor específica en los medios de comunicación. La moderación entre las partes interesadas y el diálogo con ellas tienen por objeto conciliar las distintas opiniones. Por regla general, también interviene el dinero. Especialmente del sector público, que se ha vuelto escaso en los últimos años, por lo que a menudo se requiere creatividad a la hora de financiar los proyectos. Los planes minuciosamente elaborados para un proyecto son, por tanto, una base importante para las inversiones de donantes privados o la financiación con fondos públicos.
El futuro del urbanismo
Europa y el resto del mundo están experimentando actualmente una gigantesca ola de urbanización: cada semana, más de un millón de personas en todo el mundo se trasladan a la ciudad. A medida que crece la población urbana, las ciudades del futuro también se enfrentan a una nueva serie de retos en cuanto a infraestructuras, cambio de estilos de vida, cambios demográficos y sostenibilidad. Estos retos han impulsado la innovación. Así, han surgido varias tendencias apasionantes en la planificación urbana.
Ciudades inteligentes basadas en datos
Con la llegada de las ciudades inteligentes, es probable que en el futuro la planificación urbana se base mucho más en los datos. Utilizando datos y análisis, los planificadores urbanos pueden reunir información precisa sobre los recursos de una ciudad y el tipo de infraestructuras necesarias para mejorar las condiciones de vida. Por ejemplo, mediante el análisis predictivo, los urbanistas pueden crear modelos virtuales de infraestructuras y redes de transporte para obtener nuevos conocimientos que les ayuden a diseñar los mejores sistemas para reducir el tráfico y la contaminación. Las tecnologías basadas en datos permiten a los planificadores urbanos obtener una comprensión holística de una ciudad.
¿Cuándo se convierte la ciudad en inteligente?
No hay criterios concretos sobre cuándo se habla de una ciudad inteligente, pero en términos de planificación urbana, puede dividirse en 3 fases, en las que cada vez más partes interesadas muestran iniciativa.
- Smart City 1.0: Empresas tecnológicas o start-ups promueven el uso de sus soluciones en espacios públicos o ciudades. Puede que el propio municipio aún no comprenda el valor de esta solución tecnológica, pero como el proyecto está financiado por la propia empresa, recibe luz verde.
- Smart City 2.0: El municipio reconoce hasta qué punto estas soluciones afectan a la calidad de vida de los residentes y ahora participa en la elaboración y gestión de iniciativas basadas en el IoT. Los puntos públicos de alquiler de bicicletas eléctricas o los aparcamientos subterráneos inteligentes son ejemplos habituales.
- Smart City 3.0: Además de la administración municipal y las empresas, ahora los ciudadanos también participan en el diseño de la ciudad inteligente. Un ejemplo destacado es la Ciudad Inteligente de Ámsterdam, cuya plataforma online actúa como punto central de contacto. Administradores municipales, ciudadanos, instituciones públicas de investigación y empresas privadas pueden intercambiar y coordinar allí diversos proyectos de ciudad inteligente. Se facilita el ensayo y la puesta en práctica de ideas. Normalmente, se lleva a cabo una prueba de concepto a pequeña escala. Si una iniciativa ha demostrado su eficacia, se implanta en distritos más grandes de la ciudad.
Ejemplos mundiales de iniciativas de ciudades inteligentes:
- En Vancouver, se han instalado más de un millón de contadores inteligentes que analizan el consumo eléctrico y pueden utilizarse para localizar y prevenir cortes de electricidad.
- En Singapur, los residentes ancianos o con discapacidades físicas son asistidos por vehículos autónomos. Los estudiantes también utilizan un autobús autónomo para ser conducidos por el campus.
- En México, unos sensores sísmicos totalmente automatizados avisan a los habitantes de la ciudad de un terremoto inminente. Esto maximiza el tiempo disponible para la evacuación.
- En Filadelfia, se instalaron 500 compactadores de basura alimentados por energía solar, lo que redujo drásticamente la frecuencia de recogida de basura. Los gastos de funcionamiento de la ciudad se redujeron así en un millón de dólares estadounidenses al año.
- En Copenhague, se equiparon las calles con sensores. Éstos detectan cuando los ciclistas:dentro se acercan a un cruce de carretera y ponen en verde el semáforo correspondiente. No hay que pulsar ningún botón.
Zonas azules
Las zonas azules son otra tendencia emergente en la planificación urbana que promueve comunidades más sanas y resistentes. Las Zonas Azules nacieron del deseo de ayudar a las personas a vivir más tiempo y con calidad en la ciudad.
Muchos urbanistas aplican los principios de las zonas azules en su práctica urbanística para mejorar la salud humana y el bienestar general. La importancia de las zonas azules radica en su capacidad para crear un ambiente más positivo. Por ejemplo, la clave del éxito de las zonas azules es crear más espacios transitables y más oportunidades para estilos de vida activos, como carriles bici protegidos o gimnasios al aire libre. Se trata de un enfoque de la planificación urbana muy centrado en el ser humano, que equilibra la relación entre urbanización y entorno natural.
Movilidad fluida
La movilidad y la planificación urbana siempre han estado estrechamente vinculadas. El problema central: los edificios son cada vez más altos, pero la anchura de las calles sigue siendo la misma. A medida que las ciudades han ido creciendo, los urbanistas han tenido que responder a las demandas del tráfico y crear infraestructuras adecuadas para los nuevos modos de transporte, como los vehículos autónomos y los eléctricos.
Cuando los sistemas de transporte urbano están mal diseñados, pueden acarrear una serie de peligros. El aire contaminado, un mayor riesgo de accidentes y atascos kilométricos están a la orden del día para muchos residentes en ciudades mal planificadas.
Por eso ahora se invierte mucho en servicios de movilidad para equilibrar las distintas formas de desplazarse en las zonas urbanas.
Espacios de afinidad
Los Espacios de Afinidad son un concepto relativamente nuevo que ha ganado popularidad especialmente tras la pandemia del COVID. A diferencia de los proyectos convencionales, en los llamados barrios de “afinidad” no se trata sólo de mezclar usos, sino también de fomentar el sentido de comunidad mediante actividades compartidas, especialmente en los ámbitos de la movilidad, la alimentación y la creatividad.
Con la creciente importancia del lugar de trabajo híbrido, en el que los empleados tienen la opción de trabajar desde casa, en la oficina o en algún punto intermedio, la importancia de los centros que ofrecen instalaciones para fomentar la colaboración al aire libre es una nueva tendencia.
Los Espacios de Afinidad se centran en unir a las personas en sus actividades cotidianas con instalaciones compartidas, instituciones clave e infraestructuras de conexión.
Las viviendas están estructuradas para atraer a residentes con intereses o afinidades comunes. De este modo, la propia ciudad se convierte en un laboratorio para el intercambio de ideas y el aprendizaje.
Así es como el Covid-19 ha influido en cómo planificamos las ciudades
Los efectos de la pandemia corona aún no se comprenden del todo, pero uno se da cuenta relativamente rápido de las huellas que la crisis ha dejado en las ciudades. La gente trabaja cada vez más desde casa y compra por Internet. Algunos oficinistas que solían salir a comer fuera han descubierto incluso la pasión por la cocina durante la pandemia. En general, ha disminuido el número de personas que se desplazan por las ciudades, y los pequeños comercios que viven de la clientela sin cita previa lo están pasando especialmente mal.
Estos rápidos cambios obligan a los urbanistas a replantearse cómo debe ser la ciudad del mañana.
Más espacios verdes gratuitos
El deseo de más espacios verdes no es nada nuevo y es una promesa que se hace con relativa frecuencia en política. Pero durante la pandemia de la corona, los espacios verdes fueron un valioso refugio para que muchos habitantes aislados de la ciudad pudieran armarse mental y físicamente contra el virus. Los parques de la ciudad fueron de los pocos lugares que se visitaron más durante los encierros que antes.
Pero los parques urbanos no son sólo un lugar para hacer footing o picnic, también influyen en nuestra salud de forma indirecta. Son una parte indispensable de una estrategia de adaptación al cambio climático. También permiten una mejor gestión del agua en algunas ciudades, lo que puede prevenir mejor las inundaciones (que también pueden contribuir a la formación y propagación de ciertas enfermedades infecciosas). Los espacios abiertos de las ciudades también podrían utilizarse durante la pandemia para establecer centros temporales de pruebas y vacunación.
Acceso facilitado a servicios clave
La propagación del COVID-19 en los centros urbanos más conectados del mundo ha planteado cuestiones sobre la densidad saludable. Si consideramos únicamente la prevención de pandemias, las ciudades densamente pobladas serían fundamentalmente un no-go. Por desgracia, a menudo se pasa por alto que la densidad es también un motor clave que hace que las ciudades sean cultural, económica y políticamente funcionales.
Muchas personas siguen sin tener buen acceso a servicios esenciales como la sanidad, la alimentación, el agua y la electricidad, a pesar de vivir en una ciudad densamente poblada. Por ello, muchos residentes se vieron en un aprieto durante el bloqueo. Se vieron obligados a infringir una norma u otra para obtener recursos vitales.
Una planificación urbana más eficiente
Las soluciones digitales aportan gran valor a la planificación urbana. Porque muchas cuestiones sólo pueden discutirse in situ: ¿Qué pasa con la estructura del edificio existente? ¿Qué pasa con las conexiones de tráfico? ¿Cómo es la situación en la realidad? Además, una visita in situ también ofrece la oportunidad de implicar en el proceso a los residentes y otros grupos de interés locales.
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Hasta ahora, esto llevaba asociado un esfuerzo considerable. Para registrar los resultados de una inspección, los responsables tenían que salir equipados con un portapapeles, una cámara y un plano en papel. Las soluciones de software digital como PlanRadar hacen que esto sea innecesario. Permiten gestionar los planos sin complicaciones en dispositivos móviles, porque los mapas y planos pueden cargarse con sólo tocarlos con un dedo. Asimismo, la información se registra directamente in situ en forma de tickets y se introduce en planos o mapas. La característica especial: La información puede almacenarse no sólo como texto. Las notas de voz y las fotos también se pueden grabar digitalmente en la aplicación. Todos los datos pueden compartirse sin demora con los socios pertinentes del proyecto. Esto no sólo ahorra tiempo, sino que garantiza que todos los implicados estén siempre al día.
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